La ambiciosa serie de Riot Games dejó una marca imborrable en el mundo del streaming, pero su impacto financiero fue menos favorable de lo esperado.
Riot Games sorprendió al mundo al producir Arcane, una serie animada basada en su icónico videojuego League of Legends. En lugar de licenciar el proyecto a estudios de Hollywood, la compañía asumió el control total, desde el desarrollo hasta el financiamiento. Este enfoque inusual tenía un propósito claro: ofrecer un regalo a los fans y atraer nuevos jugadores a su franquicia principal. Aunque League of Legends sigue siendo un gigante global en la industria de los videojuegos, su base de jugadores ha comenzado a disminuir, y Riot esperaba que Arcane revitalizara su relevancia.
Sin embargo, el éxito crítico y de audiencia de Arcane vino acompañado de un alto costo financiero, según reporta Bloomberg. Riot destinó alrededor de $250 millones para producir las dos primeras temporadas, incluyendo gastos en marketing y campañas para premios. A pesar de que Netflix y Tencent Holdings Ltd. contribuyeron con $3 millones por episodio para transmitir la serie en sus respectivas plataformas, estos ingresos cubrieron menos de la mitad de los costos totales. Este desequilibrio pone en perspectiva los desafíos de financiar producciones de esta magnitud sin el respaldo de un modelo de ingresos más robusto.
A pesar de las pérdidas financieras, Arcane ha consolidado a Riot Games como un contendiente en la industria del entretenimiento más allá de los videojuegos. La serie no solo recibió elogios de la crítica y ganó múltiples premios, sino que también estableció un estándar para adaptaciones de videojuegos en TV. Aunque el camino hacia el éxito financiero sigue siendo incierto, Arcane ha demostrado que la ambición creativa puede redefinir las posibilidades de una franquicia.
Sigue a Revista Yume en Instagram, TikTok y Facebook.