Una mirada a los errores y aciertos de una película que intenta ser épica, pero deja la sensación de ser una continuación forzada de una saga olvidada.
Capitán América: Un nuevo mundo nos muestra de primera mano lo que es tratar de hacer una película de acción, con personajes casi incluidos a la fuerza. Esto deja en evidencia errores o detalles que te hacen pensar “¡¿qué fue eso?!” y muestra escenas que denotan el uso de pantalla verde o un mal montaje de escenario. Ni qué decir de las escenas de acción, que terminan dejando la sensación de que fueron cortadas o, más bien, nunca las terminaron.
Desde los primeros momentos vemos cómo Sam trata de imitar los movimientos que realizaba Steve como Capitán América, y, como si fuera una cadena de pasos a seguir, Joaquín intenta imitar los movimientos de Sam cuando era Falcon. Sin embargo, al final no se da la sensación de autosuperación que suele vivirse en cada personaje ante la adversidad.
Pese a tener un trasfondo político, la trama en general nos muestra los acontecimientos políticos mundiales sucedidos tiempo después de Endgame: caos político y naciones enteras sumidas en desesperación al enterarse de todas las amenazas que acechan la vida en el planeta desde el exterior.
Como es costumbre, presenta el encanto característico de Marvel, generando ambientes de intriga y soltando alguna que otra pista de qué pasa, por qué pasa y quién es el culpable. Pero estos son detalles que solo los conocedores de Hulk y Marvel notarían.
Una película que, en valoración general, raya en lo apenas aceptable, pero sin presentar algo que la haga remarcable o imperdible para la trama general del MCU actual o futuro. La recomendamos entender más como una continuación de Hulk que como una de Capitán América.
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