Shawn Layden cuestiona el impacto de la suscripción en la motivación y ganancias de los desarrolladores.
El antiguo presidente de PlayStation, Shawn Layden, ha expresado duras críticas hacia el modelo de Xbox Game Pass, cuestionando si realmente es saludable para la industria. Según Layden, este sistema reduce a los desarrolladores a simples “esclavos asalariados”, al recibir un pago fijo por su trabajo sin incentivos ligados al éxito del juego. Además, señaló que, aunque Xbox pueda presentar el servicio como rentable, parte de esa imagen podría depender de ajustes contables más que de un beneficio real y sostenible.
Layden argumenta que, al no generar valor a largo plazo, este modelo podría limitar la creatividad y la motivación, ya que los desarrolladores entregarían el producto a la plataforma sin esperar mayores beneficios. No obstante, reconoce que Game Pass ofrece a los estudios un pago garantizado, algo que en ciertos casos puede darles mayor libertad creativa y reducir la presión de las ventas. Ejemplos como Pentiment, que según su director no habría sido aprobado sin Game Pass, demuestran que el sistema también puede abrir oportunidades a proyectos arriesgados o de nicho.
A pesar de las críticas, el modelo ha demostrado beneficios para algunos estudios, especialmente los más pequeños, al asegurar ingresos estables y exposición inmediata. Incluso títulos lanzados día uno en Game Pass, como Clair Obscur: Expedition 33, han logrado un éxito comercial considerable fuera del servicio. El debate queda abierto entre quienes ven en Game Pass una plataforma de impulso y quienes temen que, a largo plazo, pueda “poner techo” al verdadero potencial de un juego.
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