Una cara del terror como nunca se ha visto.
Haz que regrese, la película de terror de los hermanos Philippou (Talk to Me), llegó para arrasar no solo con la taquilla del cine mundial, sino también con el alma y los estómagos de los espectadores. Esta semana tuvimos la oportunidad de verla en su noche de estreno y les contamos que salimos de esa sala con una sensación de miedo e incomodidad como con ninguna otra película. Acá les dejamos nuestras impresiones sin spoilers de la que se proyecta como la mejor película de terror del año.

El miedo tiene muchas formas de aparecer
Si bien la trama de la película podría —ojo acá que decimos podría— venderse como predecible, no lo es. Una oscuridad rodea a los protagonistas desde el primer minuto; solo que estamos tan concentrados en empatizar con ellos, que no somos capaces de ver esa oscura mano que se proyecta sobre la familia inicial. Es curioso cómo, a medida que avanza la película, vamos viendo guiños de lo que sucede, pero los directores fueron tan meticulosos en dejar la horrorosa sorpresa para el tercer acto de la trama, que tomamos esos “avistamientos” como scare jumps normales o simplemente sustos clásicos de una película de terror, pero no es así.
Ahora bien, la mitología y el paganismo utilizados en esta película no son para menos. De verdad que cada detalle que se tomó en cuenta para lo real de los rituales, el villano y su motivación —y lo más terrorífico de todo: el horror que se respira no solo en la casa sino en la sala de cine misma— es increíble y hasta tangible. La sensación de miedo se podía palpar con las manos, ya que desde el segundo acto uno ve la maldad que se cierne sobre todo lo que ocurre y cómo cada personaje se encamina, sin poder detenerse, hacia un final horrible y muy fuerte.

La maldad también puede tener un rostro dulce en Haz que regrese.
Los directores de haz que regrese, se tomaron muy en serio la creación y estudio de sus personajes. Es notable, más que nada, en cómo lograron crear una villana con un rostro tan dulce como el de Sally Field, pero que con esa misma dulzura provoca miedo. También destaca el hecho de usar el elemento de la discapacidad de la protagonista, no solo como motivación para los oscuros planes de la villana, sino como un ingrediente de peso en las escenas de acecho, terror y, sobre todo, en el miedo que vive la protagonista al no saber qué está pasando a su alrededor.
Combinar una familia fragmentada, marcada por el dolor de la pérdida, con una mujer en duelo, inestable y además manipuladora, da como resultado una obra magistral del terror psicológico y el body horror. Sí, así es: hay demasiado body horror. Si a ustedes les incomodó La Sustancia o Talk to Me, en Haz que regrese las arcadas los van a acompañar en un par de escenas. Y no solo por lo fuertes, sino por lo crudas y reales que lograron los hermanos Philippou en esa representación de un ataque demoníaco —o más bien esa secuencia de terror— que dejó a toda la sala con espasmos y a muchos cerrando los ojos.

Conclusiones de Haz que regrese
Haz que regrese es una obra maestra del terror moderno, plagada de escenas brutales, crudas y con ese toque de incomodidad que dejó a toda la sala de cine con las uñas clavadas en el asiento. Sin duda alguna, es una película para ver en cines y, sobre todo, comentar con amigos: de lo fuerte de sus escenas, de lo crudo de la problemática de la adopción en casos de niños con capacidades especiales y, sobre todo, del horror que se esconde detrás de la dulce cara de un extraño.
Sin más que agregar, quedan cordialmente invitados a ver esta película bajo su propio riesgo y responsabilidad. Nada más, muy al estilo de Game of Thrones: no se encariñen con ningún personaje y no den por sentada la trama. Les contamos que hacia el final del tercer acto hay una sorpresa esperándolos.
Nos vemos en un próximo review.
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