Un mundo postapocalíptico gobernado por la Inquisición y lleno de magia, bestias y sacrificios.
Tierras perdidas nos muestra un mundo postapocalíptico gobernado por la Inquisición, que aplica una estricta doctrina de sumisión ante cualquier designio que ellos impongan. Vaqueros, bestias, magia y hechicería antigua, peligrosa, temida y condenada, se entrelazan en esta historia.
La película nos presenta a Gray Alis, una bruja a la que la Inquisición teme y desea eliminar debido a sus actos de rebelión contra la doctrina religiosa y por fomentar en el pueblo la esperanza y la creencia de una libertad que pondría en peligro el dominio religioso. Para ello, busca la ayuda de Boyce, un cazador intrépido y conocedor de las llamadas «tierras lejanas», un personaje de estilo vaquero. Juntos intentarán cumplir con el deseo que la reina le ha pedido a Gray: convertirse en una mujer-bestia, un deseo que ella no puede rechazar, ya que, como ella misma lo indica, “no puede negarse a nadie”.
Con varios matices que recuerdan un poco a Resident Evil, las escenas de batalla son impresionantes, aunque dejan algo que desear al prescindir de escenas icónicas y de posibles batallas épicas, como la del enorme tren que manejaba el enemigo.
A lo largo de la película, iremos descubriendo poco a poco qué ocurrió para que el mundo llegara al estado postapocalíptico en el que se encuentra. También se exploran las situaciones de desesperación que podría vivir la humanidad si sucediera algo similar, así como un pensamiento crucial sobre los deseos pedidos sin meditación previa: «¿a qué precio?»
Los amantes de la ciencia ficción podrán disfrutar de esta entrega, acompañada de un gran elenco de actores. Aunque algo lenta al inicio, se llega a disfrutar muchísimo.
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