El director Yoshinori Kitase reflexiona sobre el impacto de la saga y la presión de entregar un final a la altura del legado de FF7.
Final Fantasy 7 Rebirth se ha consolidado como uno de los juegos favoritos de 2024, llevando el icónico RPG a nuevas alturas con su enfoque en un mundo abierto y una narrativa expandida. Como la segunda entrega de la ambiciosa saga FF7 Remake, los desarrolladores se enfrentaron al desafío de reinventar el clásico de 1997 mientras construían expectativas para la tercera y última parte, actualmente en desarrollo.
En una entrevista con Edge Magazine, el productor principal Yoshinori Kitase reflexionó sobre el impacto del juego original y cómo este ha influido en la industria. Muchos fans del Final Fantasy 7 original ahora trabajan en videojuegos, aportando pasión y visión al remake. Un comité creativo dentro de Square Enix ha sido clave para mantener la historia y la experiencia cohesionadas a lo largo de esta trilogía.
La saga FF7 Remake se destaca por no ser una recreación directa del original, sino una reinterpretación en tres partes que amplía el lore y la narrativa del juego clásico. Comparada con la serie Rebuild of Evangelion, esta trilogía utiliza el legado del juego original para contar una historia que explora nuevas dimensiones, tanto a nivel narrativo como en jugabilidad. En Rebirth, esto se tradujo en un mundo abierto que transforma regiones que eran simples escenarios en el original en espacios dinámicos y llenos de historia.
Con la tercera entrega en camino, el equipo ha decidido centrarse completamente en su desarrollo, renunciando a contenido DLC para Rebirth. Kitase expresó su alivio y gratitud por la recepción positiva de la segunda parte, asegurando que el éxito de Rebirth ha construido una base sólida para cumplir con las expectativas en el desenlace. Los fans esperan ansiosos una conclusión que haga justicia a la saga y al legado de Final Fantasy 7.
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