Cuando chocan los ecos del cosmos y el fuego del infierno.
La Temporada 10 de Diablo IV — Season of Infernal Chaos — llega con una promesa muy clara para los jugadores: extender todo el caos infernal por Santuario, y los Nefalem deben enfrentarlo mientras los propios cimientos de nuestra realidad tiemblan. Con esto dicho, la nueva temporada trae no solo nuevas amenazas y mecánicas que mejora el meta del juego, sino que nos da una colaboración de lo más increíble con StarCraft, combinando así dos universos muy distintos pero que son pripiedad de Blizzard.
Desde las primeras misiones de la temporada, el juego nos lleva hacia portales antiguos donde la energía del Vacío ha envuelto la tierra, corrompiendo toda forma de vida cercana. Los Engendrados del Vacío se manifiestan como parásitos dimensionales que son capaces de modificar habilidades, distorsionar terrenos y retar a los héroes con mecánicas que llegan a ser impredecibles. Sumado a esto, el caos infernal se extiende por todas las regiones de Santuario como si fuera una infección: el mundo cambia a nivel visual y con él aparecen zonas donde incluso caminar es un peligro constante. La historia se siente como si el propio universo de Diablo estuviera colapsando desde dentro, algo que nos dará bastantes horas más de juego y adrenalina.
Respecto a eventos y añadidos, Season of Infernal Chaos apuesta fuerte por eventos constantes, donde las “Erupciones del Vacío” no solo son combates desafiantes, sino momentos en los que la historia y jugabilidad de Diablo se entrelazan de forma muy clara, donde se trata no solo de matar, sino de sobrevivir. El sistema de fragmentos cósmicos nos permite adaptar las habilidades y equipo de nuestros personajes al nuevo caos que se vine en Santuario, añadiéndole una capa adicional de estrategia al juego. Por otro lado, el loot se siente más generoso y orientado a las builds, con recompensas sociales y cooperativas que también se han ajustado para incentivar jugar con otros jugadores. Eso sí, habrá momentos donde la dificultad puede sentirse exigente, pero esa tensión es recompensada con una satisfacción de superar lo inesperado.
Diablo IV se siente actualmente como un juego en su fase de madurez; de hecho, muchas de las quejas iniciales ya fueron atendidas y tenemos actualmente una interfaz más limpia, tiempos de carga mejorados y un balance entre clases mucho más afinado. Sin embargo, todavía quedan desafíos por delante, especialmente en lo que se refiere al matchmaking de contenido de alto nivel y al equilibrio de la economía dentro del juego. A pesar de esto, se siente como un juego mucho más pulido, con un desarrollo que, por fin, parece consolidarse como una experiencia bastante completa tanto para veteranos como para quienes recién se unen a la aventura.
Y para finalizar, vale la pena mencionar la nueva colaboración con StarCraft, la cual llega como el tercer y último evento crossover de Diablo IV este año. A diferencia del anterior crossover con Berserk, esta colaboración no incluye contenido jugable, misiones especiales ni un relicario dedicado, sino que se centra casi por completo en cosméticos premium. Los jugadores pueden adquirir las apariencias inspiradas en personajes icónicos del universo StarCraft, como Kerrigan, Mengsk, Zagara, Jim Raynor, Tassadar o Zeratul, además de un paquete de monturas y mascotas temáticas de los Zerg. Si bien los nuevos guiños se agradecen e incluso se distribuyen regalos gratuitos durante el evento —como emblemas y aspectos de armas disponibles en la tienda y Twitch Drops—, la colaboración es bastante sencilla si la comparamos con el resto del contenido lanzado en la Temporada 10, siendo más un homenaje visual u no tanto una celebración real entre ambas franquicias legendarias de Blizzard.
Veredicto
En general, se podría decir que esta Temporada 10 —con su narrativa extendida, nuevas mecánicas, eventos y la collab con StarCraft— se convierte en una temporada bastante memorable. Aunque todavía como juego tiene sus cosas por mejorar, nos ofrece una experiencia bastante renovada con su propia identidad, que entiende muy bien lo que los jugadores buscan: buena progresión, desafíos que nos retarán durante la partida y esa atmósfera que no pierde su esencia oscura de Diablo. Season of Infernal Chaos logra equilibrar muy bien los aspectos clásicos de la saga con lo experimental, mostrándonos como Blizzard busca mantener activo su juego y así reinventar su legado. Si bien todavía sigue habiendo mucho margen de mejora en detalles técnicos y la economía del endgame, la dirección de esta temporada confirma que Diablo IV está más vivo que nunca. Esta expansión no solo celebra el caos, sino que demuestra que aún hay mucho por descubrir y jugar en Santuario.
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Información importante: reseña realizada gracias a un código para Diablo IV proporcionado por Activision Blizzard.