El éxito del juego de Shift Up reabre la conversación sobre los exclusivos, la independencia de los estudios y el verdadero impacto del PS5 en su popularidad.
Cuando Stellar Blade llegó al PS5, parecía exactamente lo que Sony necesitaba en un momento de sequía de grandes exclusivos: una nueva IP llamativa, con acción sólida y un protagonista capaz de generar conversación desde el primer tráiler. A pesar de las comparaciones con Nier: Automata y de un enfoque evidente en el atractivo visual de Eve, el juego se ganó su propio espacio. Su llegada dio un impulso notable al PS5 y ayudó a refrescar un catálogo que muchos consideraban estancado. Sin embargo, con el tiempo quedó claro que el título no dependía tanto de PlayStation como muchos pensaban.
Su lanzamiento en PC lo demostró con creces: más de un millón de copias vendidas en solo tres días, superando incluso a varias de las propiedades más fuertes de Sony en esta misma transición. Además, la comunidad encontró en esta versión un espacio perfecto para experimentar —con mods, trajes y todo tipo de personalizaciones— reforzando el entusiasmo de un público que, lejos de diluirse, se expandió. Shift Up no solo ganó ventas, sino también visibilidad y una base de fans que trascendió los límites del ecosistema PlayStation.
Con ese impulso, no sorprende que Stellar Blade 2 ya no sea un proyecto atado a una sola plataforma. Shift Up tiene ahora la reputación y los recursos para apuntar más alto, y un seguimiento lo suficientemente fuerte como para llevar la franquicia donde quiera. En un panorama donde cada vez más sagas abandonan el modelo de exclusividad rígida —como Death Stranding o Final Fantasy 7 Remake—, la pregunta ya no es si estos juegos “necesitan” a PlayStation, sino si PlayStation necesita adaptarse para no quedarse atrás. Y en este caso, parece que Stellar Blade fue el que terminó tomando la delantera.
Sigue a Revista Yume en Instagram, TikTok y Facebook.
