Sony logra un repunte notable en su mercado local con una estrategia arriesgada que aún deja varias dudas en el aire.
Sony sorprendió hace unas semanas con el anuncio de un PS5 exclusivo para Japón: un modelo más barato, limitado al idioma japonés y bloqueado a cuentas locales. Una decisión que muchos veían con reservas, pero que terminó elevando las ventas de la consola de 5.855 unidades a más de 23.000 en apenas unos días. El impulso es significativo, aunque sigue muy por detrás del imparable desempeño del Switch 2 en el mismo periodo.
La movida surge luego de que Sony reconociera la necesidad de recuperar terreno en su propio mercado, especialmente después del éxito de Nintendo con una estrategia similar. Bajo la dirección de Hideaki Nishino, la compañía aprobó y fabricó este modelo en tiempo récord, aunque probablemente con pérdidas por unidad. Es un intento claro de reconectar con el público japonés y de ofrecer una alternativa atractiva en medio de la alta demanda de hardware en la región.
Aun así, persisten varias incógnitas. ¿Será este impulso inicial sostenible o solo un efecto momentáneo por la novedad y la disponibilidad inmediata? Sony celebra el repunte temprano, pero el verdadero desafío será mantener esta tendencia mientras llegan nuevos lanzamientos y se estabiliza la competencia con el Switch 2. Por ahora, la jugada parece haber funcionado, pero todavía es pronto para declararla un triunfo definitivo.
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