Un reporte revela que la decisión de incluir la franquicia en el servicio de suscripción le ha costado a la compañía cerca de 300 millones de dólares.
La más reciente polémica en torno a Game Pass no solo está relacionada con su aumento de precio, sino también con los efectos de la llegada de Call of Duty al servicio. De acuerdo con un reporte de Bloomberg, Microsoft habría perdido alrededor de 300 millones de dólares en ventas durante el último año al ofrecer el título dentro de su suscripción, reduciendo significativamente los ingresos por copias vendidas en consolas y PC.
El informe recoge testimonios de empleados y exempleados de Microsoft, quienes aseguran que Game Pass se ha convertido en un modelo insostenible que le cuesta más a la compañía de lo que realmente le aporta. Aunque las ventas de Call of Duty: Black Ops 6 fueron positivas, se estima que un 86% de ellas provinieron de jugadores en PlayStation, lo que deja en evidencia el impacto negativo de la estrategia en la plataforma de Xbox.
A esto se suma el creciente descontento de la comunidad por la subida de precios de Game Pass, con la suscripción Ultimate pasando de $19.99 a $29.99. Muchos jugadores han decidido cancelar su membresía, lo que agrava aún más la situación para Xbox, que enfrenta despidos masivos y una pérdida de confianza en su propuesta. Aunque el futuro incluye lanzamientos prometedores como Ninja Gaiden 4 y The Outer Worlds 2, Microsoft tendrá que replantear su estrategia si quiere recuperar terreno frente a sus competidores.
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