El gigante japonés registró pérdidas millonarias tras la baja rentabilidad del estudio y el desplome del engagement del juego.
Sony reveló en su más reciente informe financiero que Bungie, responsable de Destiny 2, no ha generado los ingresos esperados desde su adquisición en 2022. La compañía reportó un cargo por deterioro de 31.5 mil millones de yenes (alrededor de 204 millones de dólares) debido al bajo rendimiento del juego, afectando directamente las ganancias del segmento de Game & Network Services. Lin Tao, director financiero de Sony, señaló que tanto las ventas como la participación de los jugadores no alcanzaron las metas fijadas al momento de la compra, por lo que revisaron a la baja las proyecciones del estudio.
Bungie ha atravesado años difíciles. Tras múltiples retrasos, despidos y cambios en la dirección, el estudio continúa trabajando en Marathon, su próximo shooter de extracción programado para 2026. La salida del histórico CEO Pete Parsons en 2025 marcó un nuevo capítulo de incertidumbre, mientras el estudio lidia con una base de jugadores cada vez más reducida en Destiny 2. A esto se suman los despidos de 2023 y 2024, que afectaron a más de 300 empleados y generaron tensiones internas sobre la gestión y estabilidad del equipo.
Ante este panorama, Sony anunció que Bungie pasará a formar parte de PlayStation Studios, buscando un control más directo sobre su desarrollo y operaciones. La decisión busca reencaminar el rumbo del estudio y aprovechar mejor su talento creativo dentro del ecosistema de PlayStation. Sin embargo, el futuro de Destiny 2 y de Marathon permanece incierto, y el otrora emblema de independencia creativa enfrenta ahora uno de los mayores desafíos de su historia.
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