El exejecutivo revela que la rivalidad de principios de los 2000 fue saludable para la industria, aunque ahora prefiere una competencia más cooperativa.
La guerra de consolas de principios de los 2000 entre PlayStation 2, Xbox 360 y GameCube marcó una etapa decisiva en la cultura gamer. En ese momento, las marcas competían ferozmente por la atención de los jugadores, quienes se dividían entre las ofertas de cada plataforma y protagonizaban acaloradas discusiones sobre cuál era la mejor opción. Hoy en día, esa rivalidad ha quedado atrás, con Nintendo siguiendo su propio camino, PlayStation enfocada en títulos exclusivos de prestigio, y Xbox moviéndose hacia un modelo más inclusivo y menos centrado en la exclusividad. Sin embargo, Peter Moore, exejecutivo de Xbox, afirma que esta competencia fue saludable para la industria en su conjunto y que incluso la alentó activamente.
En una reciente entrevista para el 20º aniversario del Xbox 360, Moore explicó que la guerra de consolas fue fundamental para colocar a los videojuegos en el centro de la conversación. Durante esos años, los videojuegos eran criticados por su vínculo con la violencia y la distracción de los jóvenes, pero la competencia entre las tres grandes marcas permitió que los videojuegos se posicionaran como una forma legítima de entretenimiento. Moore comentó que esa rivalidad no solo benefició a las empresas involucradas, sino que «levantó todas las embarcaciones», es decir, impulsó a toda la industria del gaming a un nivel de reconocimiento más amplio.
Hoy en día, con un enfoque más cooperativo en el mercado, Moore admite que la industria ya no tiene la misma energía combativa de antes, pero considera que una competencia agresiva sigue siendo necesaria. Si bien Microsoft ha dejado atrás el concepto de «consola» para apostar por un modelo de entrega de contenido multiplataforma, Moore reflexiona sobre cómo la industria ha perdido parte de la «intensidad» que antes la caracterizaba, aunque aún valora la necesidad de esa rivalidad para impulsar la innovación.
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