Revista Yume – Reseña – Monster Hunter Stories 2: Wings of Ruin (PlayStation 4)

Conviértete en aliado de tus monstruos y salva al mundo en esta épica aventura.

Bienvenidos a este maravilloso spin-off de la saga Monster Hunter en su segunda entrega con Monster Hunter Stories 2: Wings of Ruin, que nos muestra nuevamente la respuesta a la pregunta que muchos se habían planteado a lo largo de los años en la saga principal: ¿cómo sería la aventura siendo aliados de los monstruos en lugar de luchar contra ellos?

Antes que nada, debemos de saber que este juego es de estilo RPG de mundo abierto, con combates por turnos, con una fórmula muy similar a la de su predecesor Monster Hunter Stories, y pese a ser el segundo juego de esta serie de spin-offs, no es necesario haber jugado a la primera entrega para poder disfrutar y comprender los sucesos que se nos presentarán en el juego, fuera de alguno que otro personaje que se presentará y será reconocido por los que sí tuvieron la oportunidad de jugar la entrega original.

Aparte de esto, y como opinión propia, tiene un cierto aire a otros juegos muy populares como lo son Pokémon, Final Fantasy o The Legend of Zelda, tanto en su apartado gráfico, musical y visual como en sus temáticas de adquisición de compañeros para la aventura que evocan gratos recuerdos y provocan ganas de continuar por horas inmerso en la aventura sin llegar ser cansado, repetitivo o tedioso.

Antes de poder dar nuestros primeros pasos en esta historia, tenemos que pasar por una selección del personaje y personalización del mismo. Aquí tendremos la opción de elegir entre un personaje femenino o uno masculino, lo cual no conlleva ninguna diferencia en la aventura como tal y una vez tomada la decisión, pasaremos a una personalización básica pero surtida del mismo; podremos elegir entre peinados, ojos, boca, tonos de piel y estilos de voz.

Una vez seleccionado y personalizado nuestro personaje pasamos a ser recibidos con una hermosa cinemática que nos muestra las festividades de la aldea de Mahana, un hermoso paisaje costero donde habita nuestro protagonista, descendiente del famoso Raider llamado Red, hasta que estas son interrumpidas por un extraño fenómeno en el cielo: un destello carmesí que es acompañado con cientos de Rathalos volando lejos de la isla, al mismo tiempo que nos muestran a uno de ellos que ejerce como guardián de la isla entregando un huevo a una desconocida para que esta lo proteja de unos Hunters que lo persiguen. Esta desconocida la conoceremos más adelante en nuestras aventuras.

Los Raiders son la respuesta que nos entrega Capcom a la cooperación entre humanos y monstruos, quienes son cocidos como “Monsties”, para así mantener el orden y el equilibrio natural de las cosas. Al iniciar el juego, aquellos mismos Hunters que observamos durante la cinemática inicial se acercan a nuestra aldea con la intención de cazar a un peligroso Rathalos que se encuentra en la isla, por lo cual nos vemos en la necesidad de iniciar nuestro camino como Raiders pese a nunca haber sido uno y para evitar que maten a nuestro Rathalos guardián. Es así como nos presentan a la Raider llamada Kayna, quien será nuestra instructora en el mundo de los Raiders y nos dará nuestro primer equipo para la aventura, así como nuestro primer “Monstie”, un Velocidrome al igual que en el primer juego, y el cual nos acompañará durante el primer acto de este juego.

Una vez listos para partir se nos presenta un pequeño instructivo de lucha que nos muestra las varias capacidades de combate que debemos llegar a dominar para lograr continuar sin problemas nuestro camino. Entre estas tenemos ataques simples, habilidades, ítems, Monsties, montura de los Monsties y más. Además de esto, conoceremos a Navirou, un alegre y cómico Felyne del primer juego que se encargará de darnos humor e instrucciones a lo largo del viaje.

Durante la aventura nos encontraremos con variedad de criaturas con distintos patrones de combate que pueden cambiar entre ataques potentes, técnicos y ágiles, creando así un sistema de combate al estilo “piedra, papel o tijera” que debemos tener presente a la hora de atacar, pues, así como cada criatura tiene sus puntos fuertes y débiles, cada ataque tiene una fortaleza y una debilidad. Por ejemplo, un ataque de potencia le ganará a uno técnico, pero perderá contra uno ágil. Por si esto fuera poco, también tendremos la habilidad de “montar” a nuestro Monstie, la cual nos permite combatir en conjunto para así poder lanzar un ataque más potente que uno individual.

Otro sistema que tendremos que entender es la compatibilidad con nuestro compañero Monstie; para dar un ejemplo, podremos lanzar juntos un ataque de estilo potente sin necesidad de montar a nuestro Monstie, el cual será un tipo de ataque combinado de ambos integrantes. Por otra parte, nuestras armas caen en un sistema de combate adaptable que nos muestra que algunas criaturas reciben más daño de un tipo de arma que de otra, lo cual, junto con el sistema de ataques, crean un ambiente cambiante entre cada una de las luchas que enfrentaremos según nuestro estilo de juego e intuición.

Fuera del tema de las luchas y los sistemas de combate, tenemos otro de los grandes distintivos de Monster Hunter Stories: la crianza. Durante el paso por nuestra aventura se nos presentarán infinidad de oportunidades de obtener huevos de los nidos de los monstruos que enfrentaremos, estos huevos significan nuevos integrantes para nuestro equipo y nuevas habilidades que podremos usar en mundo abierto fuera del combate. Estas habilidades, que por mencionar algunas, serían el salto, búsqueda de nidos y detectar enemigos en el mapa, entre otras cosas que te ayudarán a alcanzar nuevas zonas o logros durante la aventura. Estos huevos serán valorados por nuestro Felyne amigo para que tengamos una idea de si el Monstie que nacerá tendrá mejores o peores estadísticas generales.

Dicho todo esto, sin querer entrar en detalles que les arruinen las aventuras, esperamos que muchos de ustedes se animen a darle una oportunidad a este juego que les aseguramos los llenará de buenos momentos y alegrías, llevándolos a una aventura de incontables horas, muchos compañeros e infinitas de posibilidades de juego para cada uno. ¡Es hora de montar!

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